Lo más importante al acercarse a conocer a Newman es comprender que se trata de un autor que se caracteriza por el desarrollo coherente de su pensamiento. Por ello es importante conocer desde su inicio las líneas maestras de sus reflexiones. Después de su Apología pro vita sua, los Oxford University Sermons son la vía por excelencia para su acceso. Este fue el motivo por el que Aureli Bosh propuso también que fuera la primera obra del periodo anglicano de Newman que fuera traducida al castellano. En su autobiografía, Apología pro vita sua. Historia de mis ideas religiosas, escribió que “en los Sermones Universitarios hay una serie de análisis sobre el tema de la fe y la razón; se trataba de los primeros tanteos de una tarea importante y necesaria: una investigación de las bases definitivas de la fe religiosa, anterior a las diferencias de credos” (Apología, cap. II, pp. 61, tr. de la BAC).
Estos “sermones” son asequibles al gran público porque incluyen muy poco de la oratoria sagrada, en el sentido clásico, y mucho de investigación minuciosa, de fenomenología o psicología en relación con la fe. Por ello, en muchos momentos tienen un tono más de discurso o conferencia que de sermón. El análisis que Newman emprende en esta obra sobre la fe y la razón es previo a la apologética y a la teología, les aporta sus fundamentos y marca sus limitación que, cuando se rebasan, llegan a abusos. Se puede considerar un libro más de carácter filosófico, por ello Newman dijo que se trataba del “libro menos teológico que he escrito” (Frase dicha en 1843, recogida por Dessain en Vida y pensamiento del cardenal Newman, p. 101).
Estos sermones son una aportación a esa “tarea importante y necesaria” para ofrecer una respuesta lúcida y relativamente sencilla a ciertos aspectos de la llamada “crisis de fe” que afecta al conjunto de nuestra sociedad; una respuesta a base de reflexiones que, en principio, son asequibles y útiles para todos los creyentes “antes de la distinción de los credos” o confesiones religiosas específicas.
La lectura de Newman puede comenzar por los Sermones Universitarios, andando por ese conjunto de obras entre sí coherentes y armónicas, con elementos de intenso desarrollo introspectivo. Resultan ser un camino idóneo para entrar en sus estructuras mentales y sus fuentes peculiares. En esta obra Newman se arriesga a pensar por su cuenta, en voz alta, y con su estilo más típico y original. Muestran las ideas de su primera época y ayudan a captar el sentido de su pensamiento. Newman dice que en esta obra ofrece sus “primeros tanteos”, haciendo ver que sus pensamientos están en proceso, son aun inacabados, pero esta actitud de apertura a seguir profundizando y comprendiendo la mantiene toda su vida, por ello muchas de sus obras las titula como “ensayos”.
En el conjunto de la obra de Newman, estos sermones son el preámbulo para comprender una obra que inició en 1843, que tituló Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina, incluso, éste es el título del último de los Sermones Universitarios. Igualmente, son un antecedente indispensable para la lectura de la Gramática del asentimiento; ambos ensayos son considerados como las dos obras principales de su autor. Estos sermones son el fruto de su profunda sencillez y de la naturalidad de sus intenciones, gracias a que – sin apelar a grandes sistemas filosóficos o teológicos – se basa en la observación atenta y respetuosa del proceso de la fe en personas sencillas y en personas cultas. En la práctica, han comprendido mejor el pensamiento de Newman personas de habla castellana que no tenían mayores antecedentes teológicos que quienes han recibido una formación teológica muy estructurada.
Newman redactó estos sermones durante diecisiete años cuando era un joven ministro de la Iglesia Anglicana, volcando sus reflexiones sobre las dificultades y recursos básicos de la fe en el ambiente universitario de Oxford. Así dejó plasmados los rasgos fundamentales de su personalidad intelectual.
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