MARÍA VIRGEN EN NEWMAN ANGLICANO

MARÍA VIRGEN EN NEWMAN ANGLICANO

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A partir de aquel verano del 2010, en el que el Vaticano anunció que el Papa Benedicto XVI viajaría a Inglaterra con el fin de beatificar al cardenal John Henry Newman (1801-1890), el interés por este personaje ha ido creciendo exponencialmente, más allá del mundo anglosajón. “Él llegó a una síntesis excepcional entre fe y razón, que para él eran como dos alas sobre las cuales el espíritu humano alcanza la contemplación de la verdad”, dejó escrito el Papa Wojtila en 2001, durante el centenario del nacimiento de Newman. Una muestra más de esta atención a Newman es la inclusión en el libro de Vittorio Messori titulado en castellano Hipótesis sobre María. Hechos, indicios, enigmas. A continuación, vamos a recoger algunas ideas que él transmite en su capítulo 52: “Newman: de anglicano a cardenal (I)”.

El motivo de esta inclusión, aun tomando en cuenta su época anglicana (1801-1845), es “la búsqueda autorizada, vigorosa (y ¡racional!) para demostrar que es totalmente legítima, conforme a la fe evangélica, la doctrina de la Iglesia de Roma sobre la Virgen, incluidos los dogmas paso a paso proclamados. Y que está plenamente justificada la devoción que el pueblo que tributa, a pesar de las exageraciones y quizá abusos debidos al temperamento de cada país, pero que no se refiere a la doctrina de la Catholica”.

Newman, desde sus años como ministro anglicano, estaba convencido, gracias a su agudo análisis de los textos del Nuevo Testamento, sin dejar de lado la revelación del Antiguo, que la Madre de Dios debía ser inmaculada desde el primer momento de su existencia, pues el pecado no podía haber poseído nunca a quien fuera depositaria del Inocente, del Hijo de Dios, quien debía redimirnos del pecado. Esta verdad fue para Newman el punto central de su reflexión sobre María. En primer lugar, la segunda Eva debía ser inmaculada, como la fue Eva al ser creada por Dios. Esta expresión era utilizada por los Padres de la Iglesia, a quien estudió con gran atención desde 1828, lo que intensificó al impulsar el Movimiento de Oxford, que tenía por fin el revitalizar a la Iglesia anglicana a la luz de la tradición. Todos los cristianos están de acuerdo en afirmar que Eva no tenía pecado y que estaba adornada con la gracia, pues no es propio de Dios crear a los primeros padres en enemistad suya, consecuencia del pecado. Para Newman, así como Eva colaboró con Adán en nuestra caída del estado de gracia, María cooperó con Cristo para devolvernos los privilegios que habíamos perdido por el pecado. La Virgen María había de desempeñar un papel clave en la obra de la redención, como Madre del Salvador, derrotó al tentador obedeciendo por fe y canceló así el mal que había causado la transgresión y la caída de Eva. Por consiguiente, dice Newman, María debía tener por lo menos los mismos dones que Eva. Sólo hay paralelismo entre María y Eva, si Desde luego, desde la reflexión de la maternidad divina, la Concepción Inmaculada era la apropiada preparación para la mujer que iba a ser la Madre del Dios encarnado. Para Newman era lógico y conveniente. Sin embargo, en su predicación anglicana no se atrevía a utilizar esta expresión, pues no estaba reconocido como verdad en el credo de la Iglesia de Inglaterra. Para una mayor profundización en estos temas, Monte Carmelo publicó una recopilación del pensamiento mariológico de Newman en 2002 bajo el título María. Páginas selectas.

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